El presidente del Congreso, Jesús Posada, ha decidido volver a celebrar este año las tradicionales jornadas de puertas abiertas del Congreso un año después de su suspensión en medio de las protestas que se celebraban en sus inmediaciones tras los llamamientos del movimiento 25S. En 2012 Posada optó por la suspensión de la fiesta con la excusa de que las obras que se están llevando a cabo en el Palacio imposibilitaban las visitas. Esas obras todavía no han finalizado, lo que no ha impedido retomar la presencia de público en el territorio habitual de los políticos.
El presidente de la Cámara en esta ocasión no quiere más sobresaltos ni más incidentes dentro del recinto por lo que habrá férreas medidas de seguridad durante los dos días que durarán los actos que se celebran con motivo del 35 aniversario de la Carta Magna y que culminarán con la tradicional recepción que tendrá lugar el próximo viernes en el Congreso.
Los ciudadanos pasarán en grupos, se les enseñarán las dependencias custodiados en todo momento por personal del Congreso, cuyos alrededores estarán vallados y fuertemente vigilados por la Policía Nacional. La lectura en el hemiciclo de los artículos de la Constitución por parte de famosos y de escolares, que crearon tanta polémica en tiempos del socialista José Bono, han quedado desterradas. El casquillo de bala de uno de los disparos realizados durante la intentona golpista del 23 de febrero de 1981, incrustado en una rejilla de ventilación en el Salón de Plenos, será una de las atracciones de este año.
Los protagonistas de la primera jornada serán grupos de estudiantes ciegos y sordos del colegio de la ONCE de Madrid a los que recibirá Posada y varios miembros de la Mesa a las 8,45 de la mañana, casi una hora antes de que se abran las Puertas de los Leones para el resto de los ciudadanos. La invitación coincide con el Día Internacional de la Discapacidad y quiere ser un paso más en el compromiso adquirido por la Cámara para eliminar las barreras de comunicación en la difusión de los trabajos que realizan los parlamentarios.
Un poco antes de las 10 de la mañana se abrirá la Puerta de Los Leones para todo el mundo y comenzará el flujo de ciudadanos que, como ya es tradicional, suelen aguantar estoicamente el frío durante horas y horas en largas colas. Pese a que la férrea vigilancia por parte de la Policía Nacional es palpable desde hace meses, fuentes del Congreso aseguran que para las Jornadas no se han redoblado las medidas de seguridad, que en lo que concierne al exterior dependen del Ministerio del Interior. El único requisito que se pide a los ciudadanos para acceder al recinto es el DNI.
Es la primera ocasión en la que se normaliza el acceso de ciudadanos al Congreso tras la oleada de protestas en sus inmediaciones. A día de hoy la policía mantiene cerca de los accesos al edificio un número considerable de vallas por si fuera necesario volver a cerrar el recinto ante nuevas manifestaciones.
Los servicios de la Cámara y los policías adscritos a la Comisaría del Congreso estarán muy atentos de que nadie se salga del carril. Se quieren evitar incidentes como los protagonizados recientemente por las activistas de FEMEN que pusieron en la picota al comisario jefe del Congreso, cuya labor está siendo muy cuestionada hasta por el propio Posada.
La decisión de suspender las jornadas el año anterior fue muy criticada por los portavoces de los grupos de la oposición que vieron en ello una respuesta a las multitudinarias manifestaciones que en aquellos meses habían llevado a cabo diversos colectivos, como el 15-M o ‘Rodea el Congreso’, que se saldaron con heridos y varios detenidos.
Lo cierto es que en las últimas celebraciones de estas Jornadas de Puertas Abiertas siempre ha habido alguna incidencia. En 2011, a pesar de estar por entonces las Cortes disueltas, también se celebraron pero no hubo lectura de la Carta Magna en el hemiciclo por parte de estudiantes y famosos como en ediciones anteriores. Aquel experimento ideado por Bono siempre estuvo rodeado de polémica.
El primer intento, en 2008, no cuajó porque los grupos parlamentarios no acabaron de ponerse de acuerdo con la lista de personajes populares del mundo del espectáculo y del deporte que debían acudir a leer.
En 2009, hubo fumata blanca y compartieron estrellato un grupo estudiantes de bachillerato y diversos famosos entre los que destacaron integrantes de Estopa y La Oreja de Van Gogh; las cantantes Nuria Fergó y Vega; el portero de la selección española, Iker Casillas, o los presidentes del Real Madrid y el Atlético de Madrid, Florentino Pérez y Enrique Cerezo. Para sorpresa de Bono y de los miembros de la Mesa que acudieron al acto, algunos estudiantes aprovecharon su intervención en la tribuna de oradores para lanzar sus diatribas. Uno de ellos, perteneciente a un colegio católico Asunción Cuestablanca, de Madrid, arremetió contra los sindicatos “por bailar el agua” a Zapatero y no convocar una huelga general por la crisis, que ya empezaba a afectar a España. Al término del acto, el estudiante dijo a los periodistas con gran desparpajo: “no hago declaraciones”.
Otro prefirió rendir su particular homenaje a su abuelo y a todos aquellos que “tuvieron que abandonar España por circunstancias políticas o económicas”. La vicepresidenta primera del Congreso,la socialista Teresa Cunillera, que presidía la sesión en ese momento, zanjó aquel desfile de espontáneos retirando la palabra a los que se salieron del guión.
En 2010 las Jornadas de Puertas Abiertas también resultaron movidas. Los actores Imanol Arias y Fernando Tejero criticaron la detención de su compañero Guillermo Toledo y de cinco activistas saharauis que días antes habían sido expulsados de la tribuna de invitados del Congreso y trasladados a una comisaría por protestar en el hemiciclo contra la actuación del Gobierno en el conflicto de Sáhara. “No me gusta vivir en un país donde una falta produce una detención de seis horas y una ficha policial”, sentenció Arias, mientras en la calle un grupo de bomberos protestaba por la falta de efectivos en la capital.
La celebración de este año será sin famosos pero con una nueva manifestación convocada por el colectivo Rodea el Congreso para el próximo 14 de diciembre.
