El asesinato del activista de izquierdas y músico hip hop Pavlos Fyssas ha vuelto a poner en primera línea del debate político la amenaza de la ultraderecha y la insuficiente respuesta del Gobierno y, sobre todo, de las fuerzas de seguridad. El Parlamento griego intentó realizar un minuto de silencio en memoria de Fyssas en la mañana del jueves, pero fue imposible a causa del enfado de la oposición cuando el presidente de la Cámara concedió el primer turno de palabra al portavoz de Amanecer Dorado.
Los principales partidos del país han condenado el asesinato de Fyssas, pero el Gobierno no ha desaprovechado la oportunidad para atacar a Syriza, la mayor fuerza de izquierdas en la oposición. En un debate televisivo dedicado al suceso, el principal consejero político del primer ministro, Antonis Samaras, dedicó más tiempo a hablar de Syriza y a afirmar que ese partido no forma parte de lo que llamó "el bloque constitucional".
Fyssas, víctima mortal de un ataque neonazi en la madrugada del miércoles, fue enterrado el jueves en El Pireo, mientras que su asesino se encuentra en prisión a la espera de prestar el próximo sábado declaración ante el juez.
El fiscal del caso informó de que el autor confeso del apuñalamiento, Giorgos Roupakios, de 45 años vinculado a Amanecer Dorado, será acusado de homicidio y violación intencionada de la Ley de Armas.
También han sido detenidas otras tres personas en relación con este ataque, la esposa del autor material, una pariente y el gerente de la organización local de Amanecer Dorado en El Pireo. La esposa está acusada de perjurio, por haber dado informaciones falsas a la policía, y las otras dos personas de haber ocultado material inculpatorio.
Un hombre de 27 años, del que se cree que trabajó como chófer del líder del partido neofascista, Nikos Michaloliakos, también tendrá que prestar declaración. Fue detenido por la policía el miércoles después de que encontraran en su coche una pistola de fogueo, munición y bengalas.
En sus declaraciones a la policía, la esposa de Roupakios, que confesó ser también miembro de Amanecer Dorado, explicó que su marido había recibido una llamada tras la cual salió rápidamente de casa, no sin antes pedirle que destruyera sus pertenencias personales. En un primer momento la mujer afirmó haberlas tirado, declaración que modificó varias veces hasta asegurar que las había entregado a la organización local del partido neonazi.
Pavlos Fyssas murió apuñalado después de que el autor de los hechos se acercara a él en coche preguntándole por el nombre de la calle en la que se encontraban.
El agresor había acudido al lugar tras recibir una llamada, presuntamente de un grupo de neonazis que se hallaban en la misma cafetería que la víctima y sus cuatro acompañantes.
Al abandonar la cafetería, Fyssas y sus amigos se encontraron con un grupo de unos 25 "camisetas negras" -el grupo de choque de Amanecer Dorado- que los estaban esperando a la salida.
El ataque mortal con el cuchillo, sin embargo, provino de la persona que estaba en el coche y se hizo pasar por alguien que simplemente buscaba una calle, lo que, según la policía, apunta a una emboscada premeditada.
Según un amigo de Roupakios, tanto él como varios familiares están en nómina de Amanecer Dorado. Él había trabajado en la cafetería de la sede del partido en El Pireo y su mujer como limpiadora en la sede. Todos los miembros de la familia participaron en entregas de comida a familias necesitadas, organizadas por el partido y reservadas a aquellos que demuestran haber nacido en Grecia.
Durante la noche del miércoles se registraron choques entre manifestantes y la policía en distintos puntos de Atenas, El Pireo, así como en la ciudad de Patras, con motivo de las concentraciones antifascistas que se celebraron tras el ataque mortal.
Las imágenes muestran a personas, muy probablemente simpatizantes de Amanecer Dorado, que lanzan objetos a los manifestantes antifascistas, sin que los antidisturbios, situados a pocos metros, hagan nada por evitarlo.
En el barrio de Keratsini, escenario del crimen y situado en el municipio de El Pireo, varios grupos de manifestantes violentos libraron una batalla campal con las fuerzas de seguridad, y además de lanzar cócteles molotov y piedras, incendiaron contenedores de basura. La policía detuvo finalmente a 34 personas.